Luigui Vidal Rivas
El internet revolucionó el mundo de las comunicaciones, y la conectividad a nivel mundial se incrementa a cada instante, este nuevo mundo en constante proceso de cambio, requiere de nosotros un constante actualizar nuestra mirada.
La importancia de la comunicación como factor esencial de la existencia, se ha modificado de una manera sustancial, unos años atrás se decía, que el problema de la imagen de la persona mayor, era asunto de periodistas, y que había que convencerlos o convencer a uno de ellos, famoso para que eleven la temática gerontológica.
Esto último está refutado por la dinámica de los hechos, de la actividad ciudadana e institucional, a través de la red y especialmente al aprovechar el boom de las redes sociales.
Las redes sociales, han logrado que muchísimos usuarios no periodistas, logren impulsar temáticas y compartir e incluso impartir conocimientos.
Diversas instituciones encuentran en medios alternativos por internet, la alternativa necesaria ante el desinterés de la “gran prensa”, entre estos periodistas de medios masivos tradicionales, hay una cierta tendencia a restar valor a las redes sociales.
Las redes sociales bien utilizadas permiten logros extraordinarios de difusión, un lugar donde las noticias no se diluyen rápidamente, sino más bien acrecientan sus repercusiones, las personas que ven televisión y quieren ver un programa, se tienen que acomodar a un horario, a una determinada disponibilidad, incluso aquella frase de que la “radio está más cerca de la gente”, ya tiene certificado de caducidad.
Hace pocos años se decía que era muy difícil o lo veían lejano, la presencia masiva de las personas mayores en internet, y se consideraba un tema de nimia importancia, la realidad los atropelló, les pasó por encima, no tenían visión.
Y hasta ahora hay muchos que no tienen conciencia de los cambios, que se dan ante nuestros propios ojos, hay una nueva audiencia que se muda masivamente a los medios virtuales, y es inevitable, ya no se puede decir “ya no me gusta el Facebook” , eso equivale a decir hoy que no necesitas correos electrónicos, las redes sociales ya no son una opción , son una necesidad.
Es en las redes sociales donde se puede promover, difundiendo, de un modo colaborativo y productivo, si aplicamos buenos criterios y sabemos establecer niveles de confianza.
Con las redes articulamos el trabajo promotor de campo, que realizamos en diversas actividades públicas promotoras, llevamos personas a nuestra red y desde nuestra red los conectamos con nuestras actividades públicas.
En la red la competencia, no tiene sentido, todos crecemos al compartir y ser compartidos, a mas páginas o grupos gerontológicos, hay más información disponible para compartir y seguir creciendo, la clave es trabajar más, y ante todo publicar y no publicar poco, no crean en eso de “de lo bueno poco”, que es una bonita frase para justificar la pereza.
¿Puede haber demasiada información publicada? Diría que no, si tienes como canalizarla, preferible siempre mucho a poco, y la calidad no debe estar reñida con la cantidad.
Creamos públicos, con lo que mostramos al publicar, publicaciones buenas e interesantes, atraerán un público que se consolida y crece, y no se trata de basarse solo de publicaciones de impacto, esto no te sostendrá, la página, perfil o grupo debe tener reglas, debe tener una temática, un estilo, que se haga respetar y gane confianza.
No hagamos páginas “ensalada”, hagamos espacios especializados, donde se respeten las temáticas y se establezcan criterios adecuados.
Los periodistas que les interesa, el tema gerontológico, son muy pocos, y hoy personas e instituciones, toman la batuta para comunicar contenidos de valor, a través de las redes sociales, los ciudadanos, llevan adelante el debate público, ya no dependemos tanto de hombres de prensa, que trabajan en medios comerciales, la revolución del mundo digital les quita protagonismo y más aún en el tema gerontológico, que es uno de los grandes temas minimizados por la llamada “gran
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