Las convenciones sociales establecen que desde los 65 años se comienza a ser oficialmente adulto mayor y parece que sólo a partir de esa edad o quizás unos años antes se hace necesario y/o válido pensar, hablar y tomar acciones con respecto al envejecimiento. Pareciera que hay una frontera bastante delimitada entre la vida antes y después de la vejez, ¿realmente la vejez es un “tema de viejos”?
Esta frontera es la que quizás nos impide notar que el no plantearnos lo que queremos para nuestra vida después de los 65 años nos expone a riesgos y/o adversidades innecesarios no sólo a nivel físico, sino también a nivel emocional, cognitivo, social, espiritual y en todos los ámbitos de nuestra existencia. Es decir, al distanciarnos o evadir una parte de nuestro proceso de vida nos apartamos también de la posibilidad de vivirla a nuestro estilo.
Conectar con nuestro envejecimiento no significa dejar de atender al presente y estar constantemente preocupados por el futuro. Por el contrario, nos ayuda a crear conciencia de nuestra vida actual y su impacto en los años venideros, para así ponernos en marcha para la vida que queremos.
El primer paso para construir una visión de envejecimiento es explorar tu percepción del mismo, de una forma franca y abierta contigo mismo/a. Este paso es necesario pues la impresión que tienes de la vejez genera emociones y acciones cotidianas. Si tienes más de 65 años, recuerda que nunca es demasiado tarde para comenzar cuando hay motivación.
A continuación, comparto contigo una guía breve para explorar tu envejecimiento, basada en un cuestionario psicogerontológico, (Zarebski, 2011). Tómate unos minutos para responder, si deseas puedes anotár tus respuestas.
- Imagina que estás frente al espejo con 80 años ¿Qué ves?
- ¿En algún momento pensaste “la edad se me vino encima”?
- ¿Te has sentido viejo/vieja? ¿En qué circunstancias?
- ¿Alguna vez pensaste en tu vejez? ¿A partir de que circunstancia/elementos?
- ¿Hay una o más personas mayores que te resultan importantes y/o interesantes? ¿Por qué?
- ¿Qué modificarías en el presente para tu vejez?
- Completas las frases:
- Envejecer es…
- Al envejecer voy a ganar…
- Al envejecer voy a perder…
- Al envejecer no voy a poder…
Tras responder, revisa tus respuestas sin cambiarlas ni juzgarlas. Reconoce lo que piensas del envejecimiento, de los efectos del paso de los años en ti y toma en cuenta las emociones que surgieron. Tendrás un punto de partida para reflexionar y construir la vejez que quieres.
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