Existen grandes objetivos, en que se basan los fundamentos para la existencia de numerosas instituciones, sean estas estatales o de la sociedad civil, muchas organizaciones de base, institutos de investigación, y un largo etc.
Todas ellas a la que nos referimos, se basan en mejorar la situación de las personas mayores, y al mismo tiempo abordar de manera positiva el envejecimiento poblacional, con distintos enfoques, o actividades, es decir hay un elemento común, existe un gran objetivo cuyo valor e importancia, está por encima del valor de cualquier institución o persona.
En la medida que se generan alianzas y se articulan esfuerzos, los resultados serían extraordinarios, y trabajar en red en gigantesca campaña lograrían cambios extraordinarios, en este terreno, no tiene mucho sentido la competencia, ya que damos por descontado, que trabajamos, por un bien común y más bien , lo que se requiere es concordar.
Pero ahora aterrizamos a la realidad, y nos encontramos con celos protagónicos, o la falsedad de los objetivos supuestos, y otro tipo de objetivos particulares, empresariales y de toda laya, falta de transparencia, contradicción flagrante entre lo que se dice y lo que se hace, y en algunos casos deshonestidad total o manipulación descarada.
En la red no debería haber competencia, trabajar en red es compartir, establecer alianzas, hacer campaña interinstitucional, la red pequeña crece con la grande y la grande también con la pequeña, al haber más instituciones o medios, se genera más información para compartir y todo el que trabaje bien aportará mucho.
En la medida en que intereses particulares de poder se interponen, y el gran objetivo común queda de lado comienza el secretismo, el aislamiento y la manipulación, que quiere convertir en héroes a los miembros de sus clubes cerrados y a quien más le temen son a las instituciones comunicadoras y transparentes, que pueden ser vetadas por los que temen a la luz pública.
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