Luigui Vidal
Todo lo que tiene que ver con adultos mayores y el proceso de envejecer en la sociedad incluyendo las leyes y las políticas públicas, son asuntos fundamentales para verlas desde una perspectiva holística gerontológica.
Cuando hablamos de un especialista del envejecimiento, hablamos sino de un gerontólogo, de un profesional formado dentro de esa visión gerontológica, capacitado y concientizado para integrar y comprender todos los aspectos del envejecimiento humano, dando notable importancia al factor preventivo.
Los llamados “especialistas” deben tener necesariamente esa visión, que aprecia no solo a adultos mayores actuales, sino a cada persona como ser envejeciente y deben proyectar de manera adecuada lo que es hoy un sujeto mayor realmente empoderado, con educación, capacitado con acceso a la tecnología de la información, de esta forma pudiendo ejercer plenamente sus derechos y abrirse a un gran abanico de oportunidades de desarrollo personal, la llamada “inclusión social “no es solo techo,luz,agua y comida, es mucho más, si el especialista no comprende, desconoce o no valora las modernas herramientas de comunicación, poco es lo que se puede esperar de ellos en la promoción de un adulto mayor empoderado, es necesario aspirar a más.
Los comités o mesas de trabajo en favor del adulto mayor, no son necesariamente gerontológicas, muy frecuentemente apuestan todo a las leyes o políticas públicas asistencialistas o sesgadas por carecer de una visión gerontológica, no ven la importancia de promover y difundir, creen en círculos cerrados trabajando casi en secreto, de espaldas a la gente, casi todos los adultos mayores del país desconocen lo que hacen y ni siquiera organizan visitas, para ver lo que piensan de su trabajo, para informar y con su correos cerrados intercambiando ideas de un “club de amigos “que parecen querer monopolizar las temáticas y apelar a su experiencia y “antigüedad” para creerse dueños de la verdad.
Es necesario renovar y modificar la forma de trabajar en tales comités o mesas de trabajo, optimizar, abrir esos círculos, renovar liderazgos, inyectar dinámica, abrirse a nuevas ideas, actualizarse.
Los celos protagónicos como siempre están ahí, en estas mesas de trabajo por el adulto mayor, buscando uno figurar más que el otro, o llevar agua para su molino, y hasta intereses empresariales.
De este modo y sin una visión gerontológica de la sociedad, no avanzamos lo que debemos, y se recae en un trabajo de escritorio puro, sin interactuar con la gente con la que dicen querer favorecer, sin ensuciarse los zapatos.
El Perú necesita no líderes en la sombra, sino gente transparente, con perfil comunicador, necesitamos generar confianza y dar buenos ejemplos y eso no se logra con secretismo o reservas no justificadas.
Entonces, vamos a cambiar nuestro modo de trabajar, con un enfoque gerontológico, transparente en permanente comunicación e interacción con la gente, involucrando no solo a adultos mayores, sino a todos los sujetos envejecientes que somos.
Conformar una mesa de trabajo en favor del adulto mayor y la cultura gerontológica, es tener objetivos muy claros y firmes, y un alto nivel de compromiso, que implica el tener conciencia de que lo que tratamos, estar por encima de cualquier interés personal o particular de determinada institución.
No se trata de convertir las reuniones de trabajo en un show de discursos para exhibir
Ante todo la mesa debe ser conducida de manera muy democrática y ordenada con reglas que se apliquen.
Es fundamental tener una visión gerontológica, integral del envejecimiento humano y de manera preventiva, no solo pensar en adultos mayores, ni solo en temas coyunturales.
Tener una agenda con plazos y metas realistas y si bien debe ser un canal abierto y democrático, debemos priorizar las instituciones que realmente existen y no son solo fugaces apariciones en eventos y cuentan con su testimonio inscrito en RRPP.
La existencia real de una institución se determina esencialmente por la constancia e importancia de su actividad, los aportes a la mesa de trabajo deben ser siempre aportes públicos, ya que la mesa de trabajo debe funcionar de manera transparente y con un perfil esencialmente comunicador, sin elitismo, las organizaciones deben tener representatividad, y no deben tener compromisos políticos partidarios, pese a que la incidencia política es vital.
Hay que programar visitas a distintos lugares donde se recojan testimonios y se den a conocer los acuerdos de manera pública a adultos mayores y otros sujetos envejecientes con un enfoque preventivo.
La comunicación grupal debe ser abierta, sin secretismos y no convertir las mesas de trabajo en un club de amigos.
Se debe trabajar con comunicación libre, abierta, la mesa de trabajo debe ser fundamentalmente promotora y ser promotora incluye la permanente difusión del trabajo realizado,no puede haber coordinadores manipuladores y excluyentes, o intrigantes, debe reinar la cordialidad y la transparencia en la información
conocimientos e impactar a los presentes, esto implica mucha seriedad, y no necesariamente hablar mucho.
Cuando hablamos de un especialista del envejecimiento, hablamos sino de un gerontólogo, de un profesional formado dentro de esa visión gerontológica, capacitado y concientizado para integrar y comprender todos los aspectos del envejecimiento humano, dando notable importancia al factor preventivo.
Los llamados “especialistas” deben tener necesariamente esa visión, que aprecia no solo a adultos mayores actuales, sino a cada persona como ser envejeciente y deben proyectar de manera adecuada lo que es hoy un sujeto mayor realmente empoderado, con educación, capacitado con acceso a la tecnología de la información, de esta forma pudiendo ejercer plenamente sus derechos y abrirse a un gran abanico de oportunidades de desarrollo personal, la llamada “inclusión social “no es solo techo,luz,agua y comida, es mucho más, si el especialista no comprende, desconoce o no valora las modernas herramientas de comunicación, poco es lo que se puede esperar de ellos en la promoción de un adulto mayor empoderado, es necesario aspirar a más.
Los comités o mesas de trabajo en favor del adulto mayor, no son necesariamente gerontológicas, muy frecuentemente apuestan todo a las leyes o políticas públicas asistencialistas o sesgadas por carecer de una visión gerontológica, no ven la importancia de promover y difundir, creen en círculos cerrados trabajando casi en secreto, de espaldas a la gente, casi todos los adultos mayores del país desconocen lo que hacen y ni siquiera organizan visitas, para ver lo que piensan de su trabajo, para informar y con su correos cerrados intercambiando ideas de un “club de amigos “que parecen querer monopolizar las temáticas y apelar a su experiencia y “antigüedad” para creerse dueños de la verdad.
Es necesario renovar y modificar la forma de trabajar en tales comités o mesas de trabajo, optimizar, abrir esos círculos, renovar liderazgos, inyectar dinámica, abrirse a nuevas ideas, actualizarse.
Los celos protagónicos como siempre están ahí, en estas mesas de trabajo por el adulto mayor, buscando uno figurar más que el otro, o llevar agua para su molino, y hasta intereses empresariales.
De este modo y sin una visión gerontológica de la sociedad, no avanzamos lo que debemos, y se recae en un trabajo de escritorio puro, sin interactuar con la gente con la que dicen querer favorecer, sin ensuciarse los zapatos.
El Perú necesita no líderes en la sombra, sino gente transparente, con perfil comunicador, necesitamos generar confianza y dar buenos ejemplos y eso no se logra con secretismo o reservas no justificadas.
Entonces, vamos a cambiar nuestro modo de trabajar, con un enfoque gerontológico, transparente en permanente comunicación e interacción con la gente, involucrando no solo a adultos mayores, sino a todos los sujetos envejecientes que somos.
Conformar una mesa de trabajo en favor del adulto mayor y la cultura gerontológica, es tener objetivos muy claros y firmes, y un alto nivel de compromiso, que implica el tener conciencia de que lo que tratamos, estar por encima de cualquier interés personal o particular de determinada institución.
No se trata de convertir las reuniones de trabajo en un show de discursos para exhibir
Ante todo la mesa debe ser conducida de manera muy democrática y ordenada con reglas que se apliquen.
Es fundamental tener una visión gerontológica, integral del envejecimiento humano y de manera preventiva, no solo pensar en adultos mayores, ni solo en temas coyunturales.
Tener una agenda con plazos y metas realistas y si bien debe ser un canal abierto y democrático, debemos priorizar las instituciones que realmente existen y no son solo fugaces apariciones en eventos y cuentan con su testimonio inscrito en RRPP.
La existencia real de una institución se determina esencialmente por la constancia e importancia de su actividad, los aportes a la mesa de trabajo deben ser siempre aportes públicos, ya que la mesa de trabajo debe funcionar de manera transparente y con un perfil esencialmente comunicador, sin elitismo, las organizaciones deben tener representatividad, y no deben tener compromisos políticos partidarios, pese a que la incidencia política es vital.
Hay que programar visitas a distintos lugares donde se recojan testimonios y se den a conocer los acuerdos de manera pública a adultos mayores y otros sujetos envejecientes con un enfoque preventivo.
La comunicación grupal debe ser abierta, sin secretismos y no convertir las mesas de trabajo en un club de amigos.
Se debe trabajar con comunicación libre, abierta, la mesa de trabajo debe ser fundamentalmente promotora y ser promotora incluye la permanente difusión del trabajo realizado,no puede haber coordinadores manipuladores y excluyentes, o intrigantes, debe reinar la cordialidad y la transparencia en la información
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