LuIgui Vidal Rivas
Algunas personas mayores se sienten muy bien, y establecen una analogía de su estado actual, con un período de su vida anterior, y por tanto dicen sentirse jóvenes, y no faltan los que acusen de edadista a una persona mayor, por expresar a su manera, su sentir.
El edadismo es un prejuicio, no un sentimiento, si bien existen maneras correctas de hablar, el lenguaje subjetivo que uno posee, tiene valor para uno, más aun cuando el concepto de “vejez” mantiene un sentido peyorativo, la persona que dice sentirse joven reta ese concepto y no es cierto que se avergüence de su edad, al contrario se siente orgulloso de su edad, por el propio hecho de sentirse bien y es su manera de expresarlo con júbilo.
Si bien el envejecimiento es un proceso natural e irreversible, no es sin embargo simple caída o deterioro, durante ese proceso se logran nuestros mejores frutos y podemos mejorar muchas habilidades o destrezas, y aprender mucho, también podemos mejorar nuestra salud y enfermarnos menos, al volvernos más expertos en el arte de vivir, podemos descubrir habilidades ocultas y conservar la plena funcionalidad.
Llevar un buen envejecimiento es un gran reto, es tener objetivos y metas, es disfrutar de ello, y sentirse joven, es una expresión en sentido figurado, que significa retar a la vida, además recordemos que la edad biológica no coincide con la cronológica, por tanto si decir “sentirse joven”, tiene sentido cuando hablamos de la diferencia entre ambas edades.
No hay exagerar o tendremos que decir edadista a toda persona que se arregla, se maquilla, o simplemente quiere verse como quiere, el ser humano es también objeto de arte, no es solo naturaleza, es cultura, es belleza que transfigura la naturaleza, que recrea la vida, y un poeta puede decir, cada uno es lo que se siente ser.
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