Dr Carlos Sandoval Cáceres
Juan es un coronel retirado de la Fuerza Aérea del Perú y de paso mi paciente desde hace muchos años, tanto así que hemos entablado una bonita amistad, él además de haber sido un gran piloto de aviones durante su juventud, ha recorrido, manejando su auto, por casi todo Sudamérica en compañía, de su querida esposa, Martina, que en gloria esté.
Hace unos días, Juan estaba feliz porque le habían renovado su licencia de conducir, pero sus hijas no lo estaban, y me pidieron una consulta sobre la necesidad de que su papá ya no maneje su auto, un Ford de los años ochenta, de ocho cilindros, importado de los EEUU.
Juan a pesar de sus ochenta años, es un hombre totalmente lúcido, activo e independiente. Tiene una ligera dificultar para ver, pues ha sido operado de cataratas, pero ese problema lo resuelve con el empleo de anteojos para la visión de lejos. Sus hijas mencionan que debido a su elevada edad, su padre ya no debería de manejar y Juan ha manifestado que “manejar es su vida” y que si no se lo permiten, él se “iba a morir”.
Este caso no es el único que he visto a lo largo de mi carrera como geriatra, es uno de muchos casos.
Conducir un auto es una actividad muy compleja que requiere de mucha pericia y pone en funcionamiento muchas habilidades neurológicas, como el tener buenos reflejos, estar bien cognitivamente, o sea tener funcionando adecuadamente la memoria, atención, orientación, juicio, pensamiento abstracto, capacidad adaptativa, resolución de problemas, etc. además de mantener conservada el esquema corporal, la fuerza motora, coordinación motriz, la sensibilidad y un adecuado procesamiento sensorial que incluye la integración de los sentidos, como la visión audición, olfato y el tacto.
En nuestro país se le otorga el permiso para conducir a partir de los 18 años, a la persona que haya demostrado, (a través de un examen práctico y teórico de manejo, más un examen de salud, que incluye el buen estado general de la persona, una prueba de la visión, audición y de reflejos), la experticia en la conducción de vehículos, el cual debe de ser renovado periódicamente.
No se puede fijar una edad límite que determine hasta cuándo se puede obtener la licencia de conducir, sino que va a depender de las condiciones físicas y mentales en las que se encuentre la persona, el cual deberá de pasar por un examen periódico demostrando tener las competencias para poder obtener dicho permiso.
Sabemos que con el tiempo y el paso de los años, se presentan alteraciones sensoperceptivas en el adulto mayor, tales como la respuesta más lenta a los cambios de iluminación, a las situaciones de peligro o de estrés, la disminución del campo visual, menor agudeza para detectar los objetos en movimiento y las distancias entre sí, mayor tiempo necesario para procesar la información.
LOS ACCIDENTES
Lamentablemente existe mucho prejuicio en relación al ver a un adulto mayor manejando. La gente murmura y voltea a ver como si fuera una novedad, esto se conoce como “viejismo”, que es el prejuicio que tiene la gente y la sociedad en todo lo relacionado al envejecimiento y los adultos mayores.
Lamentablemente existe mucho prejuicio en relación al ver a un adulto mayor manejando. La gente murmura y voltea a ver como si fuera una novedad, esto se conoce como “viejismo”, que es el prejuicio que tiene la gente y la sociedad en todo lo relacionado al envejecimiento y los adultos mayores.
Lo interesante es que de todos los accidentes de tránsito, la mayoría de estos accidentes son ocasionados por gente joven y sin experiencia o en estado de ebriedad mientras que la tasa de accidentes ocasionados por adultos mayores es apenas del 10%. Es decir, los adultos mayores son más cautos que los jóvenes a la hora de manejar además tienen mucha más experiencia que un joven en las pistas.
Según el Reglamento Nacional del Sistema de Emisión de Licencias de Conducir, aprobado por el Decreto Supremo Nº 007-2016-MTC. La edad máxima para conducir vehículos pesados y de servicio profesional es hasta los ochenta años.
Hoy en día no es raro ver a personas adultas mayores conduciendo un vehículo motorizado, incluso recogiendo a los nietos del colegio. En otras sociedades en especial en los países desarrollados en donde los adultos mayores se jubilan con un buen sueldo, suelen recorrer el país manejando sus propios vehículos, algunos lo hacen en carros rodantes o campers, que son todas unas casas rodantes con todas las comodidades, tienen camas, cocinas, refrigeradoras, música etc., pueden pasar meses recorriendo el país de norte a sur y de este a oeste. Lamentablemente en nuestro país debido a la precariedad económica de las pensiones y a la inseguridad de las carreteras esa costumbre no se ve con mucha frecuencia.
En Estados Unidos, aun se le otorgan licencia para conducir aviones a algunos adultos mayores que han logrado pasar el examen médico y de competencias y habilidades, por lo tanto, no hay razón para discriminar al adulto mayor que desea y puede conducir un automóvil.
Fuente:Diario Uno
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